jueves, 5 de diciembre de 2013

El detalle



Tierra de “Nadie”
¡No pibe, no! ¿Qué hiciste? ¿Cómo vas a garabatear sobre esta pared?  Si te ven los de la casa  te matan. Este paredón no se toca. El dibujito este es todo un emblema para el barrio… Pibe, vos no entendés nada.
Esto lo pintó El Gringo para un amigo en la década del 70’. Lo hizo para un linyera; ambos eran extranjeros. Dicen que llegaron a la Argentina por quilombos con la policía y  que aquí siguieron haciendo de las suyas.  La osadía de algunos seres alcanza cotas insospechadas.
El día que pintó esto, dicen, se habría cumplido el que según afirman era el sueño del Gringo. Nadie tiene en claro cuál era ese sueño. Pero la  dueña del paredón  prometió que lo cuidaría hasta el final de sus días. Y la vieja cumplió con la promesa y mucho más, porque ahora lo cuidan sus nietos. Si te ven metiendo mano, te matan.
El tipo tuvo problemas con la policía por algunas pintadas y hasta con la Fundación Soldi, esa que está en la esquina. El propio pintor cuando vino a pintar la Iglesia Santa Ana lo buscó para hacer los frescos que hoy se encuentran en las paredes de adentro, pero El Gringo le dijo que se metiera el pincel donde la espalda pierde el buen nombre. A partir de ese día fue un paria, perseguido por la creme de la creme de Glew.
Con el tiempo creció su popularidad y dicen que se divertía tirándole  la lengua a los que inventaban  leyendas, inexistentes amistades y supuestas correrías nocturnas. No ha faltado quien atribuyó las pintaditas a una imaginativa campaña publicitaria; quien aseguró que el Gringo pertenecía a una secta, otros decían saber de buena ley que en realidad se trataba de un espía.
Igualmente al tipo no le importaba nada. Se convirtió en una sombra fugaz, que dejaba a su paso una estela de color. Dicen que tenía de guardianes a los borrachos y prostitutas de la zona que coincidían en la plaza a altas horas de la noche. Esta que está ahí.
El tipo a pesar de sus cuidadores cayó alguna que otra vez en cana. Una vez para Navidad se hizo una redada, justo en esta esquina. Lo agarraron distraído;  estaban entonces, según testigos presenciales, como si en una operación milimétricamente planeada hubieran capturado al enemigo público número uno.
Fue su  primera detención, se produjo porque alguien lo buchoneó. El Gringo había estampando su firma en el paredón de atrás de la comisaría, sobre una imagen de una prostituta masturbándose. Cuentan que la mina era igual a las de Divito. ¿Sabés quién era Divito? Qué vas a saber vos de Divito, pibe. En fin.  El dibujito era una obra de arte, che. Duró poco. El mismo  comisario junto al resto de la yuta lo taparon en minutos; no le alcanzaban las manos a los tipos. Por ese hecho les quedó de apodo “Los pulpos”.
Dicen que El Gringo era testarudo y que sólo aparentaba no entender mucho el español, que se hacía el dolobou cuando alguien quería entrometerse en su vida. Un amigo mío me contó con lujo de detalles lo que le dijo después de que lo soltaron por el asunto de la prostituta…
¡Claroooo! Me miras como sino supieras de  lo que te hablo. Más de una vez te dije que no le des confianza al tipo. No te resulta extraño que minutos después de conversar con vos te cayera la yuta, que hayan entrado por ambas esquinas, que no tuvieras tiempo de escaparte. Era para encajonarte, flaco. Vos porque sos yanqui  pensás que te las sabés todas, pero no, no es así,  Gringo. Acá la yuta vuela cuando se trata de los pavotes como vos. Eso sí, cuando tienen que buscar a los peces gordos se hacen bien los boludos. Igualmente creo que derrapaste con el dibujito de la putita masturbándose, fue muy fuerte Gringo. Acá nadie construye el chiquero frente a su casa. ¿Qué,  no me entendés? ¿Qué se lo pintaste en el paredón de atrás? Ya sé que se lo pintaste en el paredón de atrás Gringo. No entendés nada Gringo, no entendés nada.
¿Sabés cómo se llama el tipo con el que hablaste? Buchón, así se llama. No, no es el apellido, es un ¿Cómo decirte? Son esos que hablan de más, venden información a la yuta. Sí, sí, por money, money. Pero estos no se van a Las Vegas o a Mónaco como en la canción, Gringo. Estos venden tus palabras, tus pensamientos ¿Entendés? Tenés que tener más cuidado. Entre lo que pintás y los que hablás un día te vamos a encontrar en una zanja. No Gringo en un zaguán no, en una zanja. Pero me cache en diez, hablar con vos en español es más jodido que sacarle el hueso a un doberman.
No me mires así. Y sí Gringo, te fuiste un poquito al carajo ¿Qué querés que te diga?
¿Qué te asesinaron la putita? Todos sabemos quien era esa mina ¿Eso te molestó? ¡Ahh, eso sí es cierto!! Asesinaron tu arte.
El Gringo se hizo famoso en el distrito. Esto es lo único que queda de él. Fueron diez años meta pinta que pinta. Y tan solo este dibujito sobrevivió. Es como dijo un amigo: “A éste sí que no lo pudieron asesinar”. Es como el alma del Gringo. Es más, vas a pensar que estoy loco pero yo mismo escuché una noche en esta misma esquina, a alguien que cantaba el tango que más le gustaba al Gringo, Nostalgias, ese que dice “Quiero emborrachar mi corazón para olvidar un loco amor que más que amor es un sufrir...¿Lo conocés? Qué lo vas a conocer. En fin. Yo y todos los vecinos hemos escuchado pero nadie ha visto al tipo que lo canta, cuando doblás la esquina, la música desaparece de una. El alma del Gringo está acá.   
¡Claro que estoy aquí! Y les contaré lo que nadie más podrá contarles: Me enamoré de ella, me sentí aturdido por una emoción intensa. Era morena, de rasgos exóticos. Me sedujo la oscura melena de cabellos rizados, salvajes, mata de pelo sombría. Me enloqueció la mirada que surgía de aquellos ojos de acero. Me enamoré por todo lo que había en su figura, porque era fuerte y extraña, por su aire de zíngara, por los ecos que cargaba su cuerpo, por el sol que habitaba su piel y calentaba mis vestiduras. Me enamoré porque ella era el viento mismo hecho silueta que recorría mi cuerpo. Porque era sombra peregrina desde la aurora hasta el crepúsculo. Me enamoré en un instante, porque me reconocí en ella, por su existencia de pájaro libre, porque emanaba el silencio que sólo rodea a los seres errantes. La amé por su naturaleza fugitiva, porque era ladrona de almas.
¿Entienden ustedes por qué la amé? El día que me amó, pinté este mural donde ahora  habito, donde habita mi alma y mi historia. Yo sé que los cuentos mienten para contar su verdad…  
El Gringo firmaba autógrafos ¿Me entendés? Yo tengo uno.
¿Qué querés que te diga, pibe? Las paredes de esta esquina hablan por sí mismas.
 Yo que vos me rajo enseguida. En un rato los nietos de la vieja salen, y a vos se te arma.
Rajá, nene, rajá.



1 comentario:

  1. por qué les parece que lo que agregan es un DETALLE?

    sería un detalle incorporar un nuevo personaje que tiene relación con el principal (aunque no demasiado justificada: por qué la mujer de belleza exótica de la que se enamora el gringo terminaría estampada como una puta masturbándose en la pared de la comisaría???)

    por otra parte: como aparece de pronto la voz del gringo????un alma que habla? a quién? el texto supone un personaje que le habla al pibe que mamarrachó el graffiti. y esta otra voz de dónde viene??

    la incorporación del detalle debería estar en relación con el texto que lo preexiste. o esa incorporacíón modificaría el texto en el que se inscribe. parece una obviedad pero.. .

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