Tierra de “Nadie”
¡No pibe, no! ¿Qué
hiciste? ¿Cómo vas a garabatear sobre esta pared? Si te ven los de la casa te matan. Este paredón no se toca. El dibujito
este es todo un emblema para el barrio… Pibe, vos no entendés nada.
Esto lo pintó El
Gringo para un amigo en la década del 70’. Lo hizo para un linyera; ambos eran
extranjeros. Dicen que llegaron a la Argentina por quilombos con la policía
y que aquí siguieron haciendo de las
suyas. La osadía de algunos seres
alcanza cotas insospechadas.
El día que pintó
esto, dicen, se habría cumplido el que según afirman era el sueño del Gringo. Nadie
tiene en claro cuál era ese sueño. Pero la
dueña del paredón prometió que lo
cuidaría hasta el final de sus días. Y la vieja cumplió con la promesa y mucho
más, porque ahora lo cuidan sus nietos. Si te ven metiendo mano, te matan.
El tipo tuvo
problemas con la policía por algunas pintadas y hasta con la Fundación Soldi,
esa que está en la esquina. El propio pintor cuando vino a pintar la Iglesia
Santa Ana lo buscó para hacer los frescos que hoy se encuentran en las paredes
de adentro, pero El Gringo le dijo que se metiera el pincel donde la espalda
pierde el buen nombre. A partir de ese día fue un paria, perseguido por la
creme de la creme de Glew.
Con el tiempo
creció su popularidad y dicen que se divertía tirándole la lengua a los que inventaban leyendas, inexistentes amistades y supuestas
correrías nocturnas. No ha faltado quien atribuyó las pintaditas a una
imaginativa campaña publicitaria; quien aseguró que el Gringo pertenecía a una
secta, otros decían saber de buena ley que en realidad se trataba de un espía.
Igualmente al tipo
no le importaba nada. Se convirtió en una sombra fugaz, que dejaba a su paso
una estela de color. Dicen que tenía de guardianes a los borrachos y
prostitutas de la zona que coincidían en la plaza a altas horas de la noche.
Esta que está ahí.
El tipo a pesar de
sus cuidadores cayó alguna que otra vez en cana. Una vez para Navidad se hizo
una redada, justo en esta esquina. Lo agarraron distraído; estaban entonces, según testigos
presenciales, como si en una operación milimétricamente planeada hubieran
capturado al enemigo público número uno.
Fue su primera detención, se produjo porque alguien
lo buchoneó. El Gringo había estampando su firma en el paredón de atrás de la
comisaría, sobre una imagen de una prostituta masturbándose. Cuentan que la
mina era igual a las de Divito. ¿Sabés quién era Divito? Qué vas a saber vos de
Divito, pibe. En fin. El dibujito era
una obra de arte, che. Duró poco. El mismo
comisario junto al resto de la yuta lo taparon en minutos; no le
alcanzaban las manos a los tipos. Por ese hecho les quedó de apodo “Los pulpos”.
Dicen que El Gringo
era testarudo y que sólo aparentaba no entender mucho el español, que se hacía
el dolobou cuando alguien quería entrometerse en su vida. Un amigo mío me contó
con lujo de detalles lo que le dijo después de que lo soltaron por el asunto de
la prostituta…
¡Claroooo! Me miras como sino supieras de lo que te hablo. Más de una vez te dije que
no le des confianza al tipo. No te resulta extraño que minutos después de
conversar con vos te cayera la yuta, que hayan entrado por ambas esquinas, que
no tuvieras tiempo de escaparte. Era para encajonarte, flaco. Vos porque sos
yanqui pensás que te las sabés todas,
pero no, no es así, Gringo. Acá la yuta
vuela cuando se trata de los pavotes como vos. Eso sí, cuando tienen que buscar
a los peces gordos se hacen bien los boludos. Igualmente creo que derrapaste
con el dibujito de la putita masturbándose, fue muy fuerte Gringo. Acá nadie
construye el chiquero frente a su casa. ¿Qué,
no me entendés? ¿Qué se lo pintaste en el paredón de atrás? Ya sé que se
lo pintaste en el paredón de atrás Gringo. No entendés nada Gringo, no entendés
nada.
¿Sabés cómo se llama el tipo con el que hablaste? Buchón,
así se llama. No, no es el apellido, es un ¿Cómo decirte? Son esos que hablan
de más, venden información a la yuta. Sí, sí, por money, money. Pero estos no
se van a Las Vegas o a Mónaco como en la canción, Gringo. Estos venden tus palabras, tus pensamientos ¿Entendés? Tenés que tener más cuidado. Entre lo que
pintás y los que hablás un día te vamos a
encontrar en una zanja. No Gringo en un zaguán no, en una zanja. Pero me cache
en diez, hablar con vos en español es más jodido que sacarle el hueso a un
doberman.
No me mires así. Y sí Gringo, te fuiste un poquito al
carajo ¿Qué querés que te diga?
¿Qué te asesinaron la putita? Todos sabemos quien era esa
mina ¿Eso te molestó? ¡Ahh, eso sí es cierto!! Asesinaron tu arte.
El Gringo se hizo
famoso en el distrito. Esto es lo único que queda de él. Fueron diez años meta
pinta que pinta. Y tan solo este dibujito sobrevivió. Es como dijo un amigo: “A
éste sí que no lo pudieron asesinar”. Es como el alma del Gringo. Es más, vas a
pensar que estoy loco pero yo mismo escuché una noche en esta misma esquina, a
alguien que cantaba el tango que más le gustaba al Gringo, Nostalgias, ese que
dice “Quiero emborrachar mi corazón para olvidar un loco amor que más que amor
es un sufrir...¿Lo conocés? Qué lo vas a conocer. En fin. Yo y todos los
vecinos hemos escuchado pero nadie ha visto al tipo que lo canta, cuando doblás
la esquina, la música desaparece de una. El alma del Gringo está acá.
¡Claro que estoy aquí! Y les contaré lo que nadie más podrá
contarles: Me enamoré de ella, me sentí aturdido por una emoción intensa. Era
morena, de rasgos exóticos. Me sedujo la oscura melena de cabellos rizados,
salvajes, mata de pelo sombría. Me enloqueció la mirada que surgía de aquellos
ojos de acero. Me enamoré por todo lo que había en su figura, porque era fuerte
y extraña, por su aire de zíngara, por los ecos que cargaba su cuerpo, por el
sol que habitaba su piel y calentaba mis vestiduras. Me enamoré porque ella era
el viento mismo hecho silueta que recorría mi cuerpo. Porque era sombra
peregrina desde la aurora hasta el crepúsculo. Me enamoré en un instante,
porque me reconocí en ella, por su existencia de pájaro libre, porque emanaba
el silencio que sólo rodea a los seres errantes. La amé por su naturaleza
fugitiva, porque era ladrona de almas.
¿Entienden ustedes por qué la amé? El día que me amó, pinté
este mural donde ahora habito, donde
habita mi alma y mi historia. Yo sé que los cuentos mienten para contar su verdad…
El Gringo firmaba
autógrafos ¿Me entendés? Yo tengo uno.
¿Qué querés que te
diga, pibe? Las paredes de esta esquina hablan por sí mismas.
Yo que vos me rajo enseguida. En un rato los
nietos de la vieja salen, y a vos se te arma.
Rajá, nene, rajá.
por qué les parece que lo que agregan es un DETALLE?
ResponderEliminarsería un detalle incorporar un nuevo personaje que tiene relación con el principal (aunque no demasiado justificada: por qué la mujer de belleza exótica de la que se enamora el gringo terminaría estampada como una puta masturbándose en la pared de la comisaría???)
por otra parte: como aparece de pronto la voz del gringo????un alma que habla? a quién? el texto supone un personaje que le habla al pibe que mamarrachó el graffiti. y esta otra voz de dónde viene??
la incorporación del detalle debería estar en relación con el texto que lo preexiste. o esa incorporacíón modificaría el texto en el que se inscribe. parece una obviedad pero.. .